El Gobierno de Arabia Saudí estudia limitar el número de visitas y los días de permanencia de los peregrinos en la Meca y la Medina, los santos lugares, para evitar que sean controlados por Al Qaeda, según asegura un cable secreto del Departamento de Estado de los EE UU al que ha tenido acceso EL PAÍS.
El cable asegura que en su confrontación con Arabia Saudí uno de los objetivos y obsesiones de Osama Bin Laden y Al Qaeda es controlar la Meca y la Medina a la que cada año acuden millones de musulmanes procedentes de todo el planeta durante el Hajj o peregrinación. El musulmán debe peregrinar al menos una vez a la ciudad de La Meca, siempre y cuando disponga de la salud y los medios económicos necesarios. Posteriormente los peregrinos visitan la ciudad de Medina donde están enterrados Mahoma y otros fundadores del islam.
El documento secreto donde se explica el objetivo de Al Qaeda de controlar los santos lugares está fechado el 19 de enero de 2010, fue redactado por el embajador norteamericano en Riad James B. Smith y recoge una entrevista de 30 minutos entre el general norteamericano James Jones, consejero de Seguridad Nacional del Presidente Barack Obama, con el príncipe saudí Mohamed Bin Naif, asistente del ministro del Interior saudí.
Uno de los objetivos de Al Qaeda en su confrontación con Arabia Saudí, explicó el príncipe Mohamed, es controlar La Meca y Medina. Dijo que ellos (Al Qaeda) quieren ser capaces de controlar a quien dirige el Hajj (la peregrinación) y si lo fueran, (el Gobierno) limitaría las visitas de los que acuden al Hajj durante una semana lo que podía causar el caos. El cable añade una apostilla de la embajada en la que se dice: "Aunque entre los objetivos de Al Qaeda está liberar los santos lugares de las llamadas manos corruptas de Al Saud (familia real saudí), es la primera vez que escuchamos un anuncio oficial saudí de limitar cuanto tiempo pueden visitar los musulmanes los santos lugares durante el Hejj".
Una confesión inquietante
En la conversación entre el príncipe Mohamed y el general Jones el primero hizo una confesión inquietante sobre la penetración de Al Qaeda en el tejido social del reino. Según asegura el cable, después de los ataques del 11 de septiembre cerca del ochenta por ciento de las mezquitas en Arabia Saudí propagaron mensajes de apoyo a Bin Laden. Fue entonces cuando con los dirigentes saudíes comprendieron la gravedad del problema. Tras años combatiendo a Al Qaeda dentro de Arabia Saudí el reino ha frustrado varios ataques de Al Qaeda en su territorio y aprendido que no solo se debe luchar contra esta organización en su terreno, sino también contrarrestar su ideología para reducir el reclutamiento. "La experiencia saudí contra Al Qaeda demuestra que la mejor respuesta es mantenerlos siempre en fuga", resumió el príncipe.
El representante saudí aplaudió el ataque el 17 de diciembre de 2009 de dos bombarderos estadounidenses contra miembros de Al Qaeda en la Península Arábiga en territorio yemení y lo calificó de "muy positivo." Aseguró que los servicios de inteligencia saudíes habían gravado antes del ataque conversaciones de operativos de Al Qaeda en Yemen relajadas y que duraban hasta 20 minutos, pero que tras la acción norteamericana los teléfonos celulares de los sospechosos enmudecieron. "Estaban más preocupados por su propia seguridad que en planificar operaciones", aseguró Mohamed. Cables secretos del Departamento de Estado, adelantados por este periódico en diciembre, desvelan que el Gobierno de Saná (Yemen) aceptó este ataque en su territorio y se comprometió a decir que las bombas eran yemeníes y no misiles de crucero norteamericanos.
Según el relato del príncipe Mohamed, Arabia Saudí se ha esforzado en controlar su frontera con Yemen y ha estado arrestando, en ocasiones, entre mil y dos mil personas diarias. Sobre sus ayudas económicas al régimen yemení destacó su deseo de extenderlas hasta las áreas más remotas del país "para que las tribus de esas zonas tengan algo que perder si cooperan con terroristas".
Sobre la situación en Pakistán el asistente del ministro del Interior saudí aseguró que al rey Abdalá le preocupa el gobierno de ese país y que el mayor problema es su ejército. Y relató una conversación con el general paquistaní Kayani. "Es un buen hombre. Le pregunté si sus soldados cuando visitan sus pueblos visten sus uniformes o se cambian. Me dijo que se cambian con ropa de civiles". El príncipe pretendía explicar así la falta de compromiso en la lucha antiterrorista de la que, en ocasiones, se acusa a los miembros del ejército de Pakistán. Esa ambigüedad y los inquietantes lazos entre los oficiales del ISI, el temido servicio secreto paquistaní, aparecen reflejados en numerosos cables secretos y confidenciales redactados por diplomáticos norteamericanos en la zona.
El Pais
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